Textos y Fotos Gonzalo Galán y Mariano Mosquera.
Primero un avión de Buenos Aires a Caracas, y luego un vuelo de avioneta a ese paraíso insular llamado Los Roques. Así empezaba un viaje de pesca de amigos, con la idea de pescar todas las especies posibles en diferentes modalidades: spinning, bait casting, jigging y pesca con mosca. El grupo lo formábamos Ángel Vega, Chiche Pagano, Mariano Mosquera y Gonzalo Galán, con el consejo y apoyo logistico de Mario de la Posada Movida, donde nos alojamos.
Llegamos a la isla a las 16 hrs., disfrutando de un apacible atardecer, cada uno se instaló en su habitación. Ya durante la cena nos visitaron los dos guías con los que compartiríamos los siete días de pesca Javier Valerio, uno de los guías más experimentados y talentosos de la zona, especializado en la pesca de los siempre difíciles permit y José Cabrales, uno de los primeros guías de pesca con mosca de las islas. Entre todos organizamos como serían los días de pesca. Decidimos que rotaríamos tanto los guías como los compañeros de pesca, de esta forma todos tendríamos la posibilidad de pescar con ambos guías, así como también aprender y compartir experiencia entre todos.
Un detalle importante en Los Roques, es que además del guía, las embarcaciones, cuentan con un capitán que timonea. El guía es el que manda, el que ordena donde ir o que hacer. Pero la habilidad del capitán también es muy importante, sobre todo a la hora de abordar cardúmenes de peces cazadores en aguas abiertas, manteniéndose a la distancia justa de tiro sin espantarlos.
Además del placer y la diversión, el viaje tenía un fin laboral. Ya que en el mismo testeamos diversos equipos de pesca, como ser modelos nuevos de señuelos, moscas, anzuelos, cañas Alps de mosca mosca y spinning e incluso varios prototipos de cañas Fivestar Traveler en 3 y 4 tramos. Estas últimas son ideales para vuelos en avión ya que sus tubos tienen el mismo tamaño que los de las cañas de mosca y caben dentro de una valija, evitando el complicado despacho de cañas más largas. Su rendimiento fue tan bueno que varias quedaron en la isla, en manos de guías y pescadores que nunca las quisieron soltar.
Spinning y bait casting
Chiche, fanático del bait casting se dedicó prácticamente todos los días a esa modalidad. Disfrutó mucho de la pesca de grandes barracudas tanto con las consabidas gomas, como con señuelos. En esta ocasión, las gomas que mejor funcionaron fueron las de color azul oscuro, postergando al rojo sangre que fue mucho menos efectivo. En cuanto a los señuelos duros, funcionaron muy bien los artículados sin paleta, de acción “viboreante” como el Storm Kickin Stick 12 y el Strike Pro Snake Charmer 135. Tanto estos señuelos duros como las gomas son una muy buenas imitación de los peces aguja, un bocado muy buscado por la barracudas.
Otro de los peces que gustaron mucho fueron los jureles ojo gordo o horse eye jack, por lo tremendamente combativos que son. Cerraban el póker de especies destacadas los tarpones y los gigantes bonefish (“ratones”) cercanos al puerto de la Isla Gran Roque. Los tarpones del puerto son muy selectivos siendo muy difícil lograr que tomen señuelos artificiales, por lo que Chiche luego de un par de días de intentar alguna captura con señuelo, no tuvo más remedio que utilizar carnada, las consabidas sardinas o camiguana.
Para estas especies Chiche utilizó distintos equipo de bait casting, uno más liviano integrado por una de un solo tramo caña Fivestar FE 661 MHFB, un rotativo Rapala XR8 cargado a tope con multifilamento Sufix Matrix Pro. Y otro un poco más potente formado por una Caña Alps 2,40 m. de 10-25 lbs, con un reel de similares características, pero un tamaño más grande.
Otra pesca de sumamente interesante es la de los peces azules como albacoras, bonitos y atunes. Con pesos que iban de 3 a 6 kg, endiabladamente corredores y combativos. Esta pesca la hicimos principalmente fuera del arrecife, en el límite de exterior de las islas, donde las profundidades son mayores….¡y las olas también!
En este caso el equipo a utilizar es el de spinning, su mayor capacidad de lanzamiento hace la diferencia. Con tiros de 80 a 100 metros los artificiales más rendidores fueron los jigs de casting, sobre todo el jig Williamson Gyro de 65 gr, muy fácil de lanzar, que permite pescar en distintas alturas de agua, desde la superficie hasta el fondo. Al recogerlo con rápidos movimientos, su color y forma de pez, generaba tremendos piques.
El equipo que mejor se adaptó fue una caña de spinning de 7 a 8 pies, de 10 a 25 lb, (uno de los prototipos FIVESTAR) con un reel de spinning de cuerpo y rotor de metal, como el caso del indestructible Omoto Horme 4000. Con ese mismo equipo, haciendo jigging vertical sobre pedregales sumergidos, cobramos muchas otras especies, todas muy combativas, como rubias, trompa de hierro y atunes medregales, en pesos de entre 2 y 4 kg.
Además de las gomas y jigs anduvieron muy bien distintos señuelos, adaptados al spinning marino. En colores naturales como azul o verde, con ojos 3D, terminación traslucida y/o escamada, y en un rango de entre 11 y 13 cm. Señuelos más grandes, o en colores estridentes, generaban menos piques. En este sentido funcionaron muy bien los Williamson Surface Pro y los Storm Heavy Minnow (So Run), sumamente resistentes, ya sea con los nuevos simples in-line o triples reforzado. También fue muy rendidor el modelo el Killer Profy con el que Mariano sacó millones de rubias!!!
Salvo las barracudas que necesitaban cable de acero, en todos los casos usamos como salidas fluorocarbon, menos visible en las claras aguas marinas y muy resistente a la abrasión de piedras, bocas de peces y corales. El rango usado oscilaba entre 0,50 y 0,70 mm, siendo el 0,60 mm el ideal para los guías. Mientras los más finos producían más piques, el más grueso no generaba tantos, pero aguantaba mejor el tiempo de pelea y los embates. El mismo se unía al multifilamento de los reels con un nudo tipo Bimini, aunque muchas veces usamos los leaderes Sufix que viene unido el fluorocarbon con un chicote de braided terminado en un loop que se une fácilmente al braided del reel.
Pesca con Mosca
Hablando de pesca con mosca, los Roques es un paraíso mundial de la pesca del bonefish, con muchos ejemplares de 1,5 a 3 kg. Realmente un lujo la pesca de esta especie, vadeando en aguas bajas, siempre pez visto, y con una primera corrida incomparable que en los ejemplares más grandes puede superar los 80 o 100 m con el reel girando a altas revoluciones siendo un peligro para los dedos de los pescadores novatos y ¡Chiche puede dar fe de esto!
Para ellos utilizamos cañas 8 rápidas como las TTR de Grey Gull, Nº 8 en 9 pies. Junto con los bonefish, salieron otras que comparten hábitat como carites, rubias, snook, marados y agujas y algunos pequeños pargos.
Básicamente pescamos en dos escenarios, en playa y en los bajos ubicados mar adentro. En los últimos, como el caso del Palafito, usamos moscas tradicionales como Bitters, Gotchas y Crazy Charly anudados a leaders tradicionales terminados en 0x (0,28 mm). Y cuando se ponían difíciles bajábamos a un 1X (0,25 mm). En el Palafito se encuentran grandes cardúmenes de Bonefish, por lo que a priori parecería una pesca sencilla pero es realmente difícil. Los bonefish son muy asustadizos y “desaparecen” como por arte de magia ante el menos error de nuestra parte. También son muy selectivos, no tomando cualquier mosca, muchas veces es necesario cambiar varias veces de mosca antes de logar un pique.
Pescado en playas la cosa cambia completamente, y aquí las moscas reinas fueron la Gummys que funcionaba 10 a 1 sobre cualquier otra. La misma es una imitación muy realista de una pequeña camiguana. Muchos de los mejores ejemplares los sacamos en la misma playa del puerto o donde se bañan los turistas. Con mucho enganche de cabos y pilotes, no había opción que poner un tippet de fluorocarbono del 0,40 mm para pararlos.
Los otros colosos de la modalidad son los tarpones, y en este viaje tuvimos mucha suerte en cuanto con la cantidad y calidad de los ejemplares capturados, con peces de 20 a 50 kg cobrados todos los días. Más un gigante de casi 80 Kg. que cortó el tippet de fluorocarbono tras dos horas de titánica pelea.
A diferencia de lo que nos ocurrió en viajes anteriores, en este tuvimos una gran cantidad de piques tanto con carnada como con mosca, siendo incluso más efectiva la mosca. En ese sentido el “récord” lo tuvo Gonzalo que en una mañana tuvo seis piques francos con dos tarpón varados todos con mosca y todos en unas pocas horas de la mañana. Como equipos usamos cañas Nº 10 ALPS y Fenwick World Class, con reels large arbor Grey Gull serie A y el Serie S, cargados con backing de 30 lb. Como mosca el 100% de los piques se dieron con gummies atadas en anzuelos tarponeros en números 2/0 y 1/0.
Otra especie poco conocida, pero absolutamente fascinante son los loros. Súper inteligentes y espantadizos, comen coral con su boca cornea parecida a un pico, de allí su nombre. Un pez de cardumen, se juntaban de a 40 o 50 en los bajos, tan enormes que parecían ruedas de camión pintadas de colores. Los observábamos por horas, y a pesar de presentarles la mosca muy cerca de la boca no hubo forma de sacar uno, solo Angel logró un pique que le soltó a los pocos segundos de tomar la mosca sin darle oportunidad a nada. Seguramente va a ser una de las especies a las que más le dedicaremos en el próximo viaje.
Grand Slam
La cereza del viaje sin dudas fue el Grand Slam de Mariano, que consiste en sacar en un mismo día bonefish, tarpon y permit: esté último el más difícil con mosca y la verdadera estrella de la pesca con mosca. Para ello Mariano y Ángel formaron dupla con el guía Javier Valerio, y dedicaron un par de tardes completas a “cazar” este verdadero fantasma de los flats. La zona mostraba muchos cardúmenes de ejemplares medianos, los cuales por competencia daban más opciones que los más grandes solitarios.
El primer encuentro fue poco productivo y los espantamos antes de poder bajar del bote. El segundo cardumen lo vimos de lejos y nos pudimos anticipar mejor. Con la embarcación a una distancia prudencial, nos bajamos a vadear en un flat que nos daba por la cintura. Junto a Javier nos acercamos y hasta que el guía ordenó castear al unísono, y allí se produjo algo inusitado con la especie: un doblete, y como corrieron para lados distintos no cortaron por cruce de líneas. Lamentablemente el de Ángel se desprendió a mitad de la pelea y solo salió el de Mariano. La mosca en que picó fue un camarón con pata de goma que le obsequiara Javier Alurralde llamado Bonefish Squimp. De esta manera coronamos uno de los mejores viajes de pesca de nuestras vidas, programando un pronto regreso sin siquiera haber partido.
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